19 dic 2005

Concurso Haroldo Conti: dos historias


En el año de homenaje a Haroldo Conti, escritor desaparecido durante la última dictadura militar, participamos del Concurso Literario Antirrepresivo y Antidiscriminatorio organizado por la Universidad de Buenos Aires y la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires. Tras disfrutar un cuento del autor, “Como un León”, escribimos nuestras historias y ahora las publicamos en el Periódico Mural.

FOFÓN, AMIGOS POR SIEMPRE

Por Jesica Baez

Fofón era un chico de 16 años, morocho, con el pelo negro y los dientes grandes. Su nombre era Diego, pero le decían Fofón porque le gustaban muchos los teléfonos.
Una mañana de cielo muy nublado, con ganas de llover; el teléfono sonaba y no quería levantarme a atender, cuando me levanté...dejó de sonar. Llegó Romina, mi prima, llorando y gritando : Jesi, Jesi! Salí y le pregunté qué le pasaba.

- ¡Lo mataron a Fofón!- me gritó.
- Hasta que no lo vea no te creo- le dije.
Y llorando me respondió: -¡pero cómo te voy a mentir en una cosa así!

Me cambié y fuimos a la casa de la madre. Cuando llegamos ella se había ido al hospital Argerich. Era verdad. Fofón había muerto. Llorando desconsoladamente la mamá nos dijo: mi hijo...noooo, él no se mato sólo – y siguió llorando.

Fofón tenía una novia que se llamaba Carolina. Era una chica muy atractiva, rubia, de cutis blanco y la cara como la de una muñeca hermosa. Ella no era del mismo barrio, era de otra villa llamada Itatí, en Wilde. Ella lo llevó al hospital Argerich, lo dejó, y fue a buscar a la madre con una toalla blanca que de tanta sangre quedó roja. Llorando, con el trapo en la mano le dijo a la madre:

-Doña, su hijo se mató.

Los rumores que corrían decían que la misma novia lo habría matado por no haberle dado plata cuando ella quería. Al otro día, Carolina volvió a la casa de la mamá de Fofón a preguntarle dónde lo velaban y le respondió:
-¡No!, Todavía no lo sé.
-Bueno más tarde paso –respondió la chica.

Cuando se estaba yendo, los compañeros de Fofón la agarraron y la llevaron a donde él vivía con ella. Le preguntaron por lo que pasó. En la casa estaba el sillón quemado (¿para borrar las huellas?). El olor a humo era impresionante y la sangre... la habían limpiado
- ¿Por qué está esto así?¿quién fue?, dale, nos no mientas- gritaba el grupo de pibes.
- Se mató solo- decía ella llorando.
- ¿Y por qué te llevaste los muebles, prendiste fuego el sillón y limpiaste la escalera y el piso?- le volvían a preguntar con desconfianza.
Le hablaron. Le pegaron. Hasta que confesó que ella lo había matado. Le metieron tres tiros: uno en la cara, otro en la panza y el último en la pierna. Le cortaron la cara y ella, moribunda, se fue desde una esquina cercana al puente del transbordador hasta los bomberos, que rápidamente la llevaron al hospital.
A Fofón lo velaron en una casa de sepelios de Villa Dominico. Yo no podía entrar del olor a flores que había. Me hacía mal. No me gustan los velorios ni los cementerios. Lo enterraron en Avellaneda. Ella sigue viva.


COMO UNA CABRA
Por Daiana Monzón


Era una tarde blanca, soleada y con muchas personas gritando y riendo. Julieta volvía de la escuela. Llegó a su casa, saludó con un dulce beso a sus sobrinos; entró y vió que Gloria, su mamá, estaba llorando. Ella pensó que, como siempre, había discutido con su papá Carlos; pero no fue así, una mala noticia estaba por venir. Julieta preguntó qué pasó. Nadie quería responder, hasta que su mamá decidió decirle la verdad.

La mala noticia era que su hermano Pablo estaba preso en un Instituto de Menores y en pocos días comenzaba el juicio. Pablo no tenía ninguna causa, pero como “un boludo” le pegó a un policía. Lo trataron de loco mental y lo trasladaron a un hopital psiquiátrico. Él no estaba nada mal, aunque era muy agresivo, pero lo trataron como si fuera un demente.

El tiempo pasaba y Pablo iba empeorando. La mamá le contaba a Julieta que las pastillas que le daban en el hospital le caían muy mal, lo estaban volviendo loco de verdad. Despúes de meses, Pablo seguía en el hospital. Cuanto más tiempo pasaba, más lo extrañaban. Un día Julieta fue a verlo al hospital. Ellos no se llevaban nada bien, pero como lo extrañaba mucho, decidió ir a visitarlo. Ese día Julieta la pasó de lo peor, se aburrió un montón y nunca más quiso ir a verlo, ni al instituto ni al hospital.

Varios meses después lo dejaron libre, pero con una condición: tomar las pastillas. Cumplió. Hasta el día de hoy Pablo las toma. El cuerpo se adaptó a esos remedios. Él sigue siendo igual que antes, un chico que siempre supo entender las cosas y respetar las decisiones de los demás; gracias a Dios está disfrutando de la vida al aire libre.

Jon Lee Anderson: a pasos de la Maciel

Es un periodista que recorre el planeta contando historias que pasan. Estuvo en la guerra de Afganistán, en Irak y a pocos pasos de la Maciel, en una charla en la Fundación Proa. Una de nuestras cronistas estuvo ahí.

Por Jesica Baez

A pocos pasos de la Isla Maciel, del otro lado del Riachuelo, junto al famoso Caminito, en la Fundación Proa, Jon Lee Anderson da una conferencia de prensa. El salón de Proa es hermoso, con las paredes decoradas con corbatas, cuadros, postales, fotos y sillas que cuelgan. Hay muchos periodistas. ¡Parece que esto es muy importante! Jon se encuentra con Jaime Abello, presidente de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI). Se saludan y empieza la charla.
Jon es de E.E.U.U, periodista y escritor. Empezó en 1979 como reportero del semanario peruano Lima Times pero ha escrito y escribe para medios tan destacados como el New Yorker. Redactó los perfiles de Fidel Castro, Gabriel García Márquez y escribió sobre varias guerras. También una enorme biografia: El Che Guevara, La tumba del león que son crónicas de la guerra de Afganistán; y La caída de Badgad, basada en sus escritos desde la ciudad sitiada. Jon Lee también da talleres sobre cómo escribir perfiles y cubrir conflictos.

Acá están algunas de las cosas que dijo:

“Primero y principal quiero agradecerles el espacio para poder estar aquí, y por el gusto de volver a ver caras conocidas”.

“Nací en Estados Unidos pero viví más en otros países, y estoy un poco condenado a mirar mi país con otros ojos”.

“El 11 de septiembre, cuando atacaron las Torres Gemelas, me ofrecí para ir a Afganistán y luego a Irak. Lo sentí un deber. Este conflicto es como la locomotora de un tren del que no se puede bajar, nos afecta a todos. Es una historia que sigue escribiéndose”.

“No me considero un corresponsal de guerra sino un periodista. Lo que me interesa son las historias, no las guerras; el rostro humano. Busco cómo se reflejan esos cambios en las cosas cotidianas de la gente”.

“Tanto he visto la mano de Dios en el derrame de sangre de personas muertas, que quedo con las dudas acerca de las religiones”.

“Mi deber es redactar lo que veo, siento y contar la verdad”.

10 preguntas a H.I.J.O.S

Walter, integrante de la agrupación H.I.J.O.S, vino a la Isla Maciel una tarde de invierno. Los chicos que participamos de los talleres lo entrevistamos en el Club 3 de Febrero.

Por Jesica Baez

1. ¿ Por qué H.I.J.O.S?
Porque significa Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio.

2. ¿ Hay cosas que te hacen acordar a tus padres desaparecidos?
En mi caso personal no tengo familiares desaparecidos. Pero estoy en esta agrupación porque siento que la dictadura me afectó mucho, lo mismo que a todo el país.

3. ¿Cómo te enganchaste en todo esto?
Porque no soy un hijo de desaparecidos pero soy un hijo.

4. ¿Qué edad tenías en la dictadura?
Cuando fue el golpe militar de 1976 yo tenía 6 años. No tenía ni registrado lo que pasaba en aquel momento. Mis viejos eran peronistas. Ellos sí sabían lo que venía y que los militares no era nada bueno.

5. ¿Te acordás de algo de aquellos tiempos?
De que cuando era más grande y estaban los militares no podíamos parar en las esquinas, ni llevar el pelo largo.

6. ¿Qué pasaba si te encontraban así?
Lo mínimo que podían hacer era llevarte a la comisaría y cagarte a palos.

7. ¿Cómo recordás hoy la dictadura?
Mal, con mucho dolor. Siempre me sensibilizó mucho esto de los desaparecidos. Después asumí una lucha a través de H.I.J.O.S.

8. ¿Cómo lo tomó tu familia?
Muy bien. Ellos me acompañaron y estuvieron de acuerdo con que luchara por los derechos humanos.

9 ¿Cómo te enteraste que existía H.I.J.O.S?
Tengo amigos que ya estaban militando e hijos de desaparecidos que me invitaron a participar.

10. Si tuvieras que elegir algo en la vida ¿qué elegirías?
Que hasta los militares participen en la agrupación de H.I.J.O.S. Y poder seguir luchando por los derechos humanos.

La dictadura militar en la isla

Entrevista a Don Luis, un vecino del fondo.
Por Elvis Leone, Sonia Méndez y Jesica Baez.

¿Hubo represión en la isla?
Sí, hubo represión y muchos secuestradores, violaciones y muertos.

¿Hay desaparecidos de la Maciel?
Hay desaparecidos, algunos fueron encontrados y otros todavía no.

¿Hasta qué hora se podía andar en la calle?
Hasta las ocho de la noche. Después los militares te llevaban en una camioneta, aunque tuvieras documento. Tampoco se podía caminar de a muchos. Más de tres personas ya era patota. A esa gente no le importaba nada, ni que fueran mujeres con hijos.

¿Qué le hacían a la gente que se llevaban en esa época?
A algunos los tiraban vivos al Riachuelo. A otros los dejaban prisioneros, les cortaban la lengua o los acostaban en una cama donde les ponían electricidad y los mataban. A las mujeres las violaban. Y si estaban embarazadas, los secuestradores vendían o regalaban a los bebés.

poesia & rescate emotivo

Antes eran tus palabras amorosas
Tus labios color rosa
Hoy me miras con ojos de indiferencia
Ya te perdí
Cómo hieren esos ojos vacíos
Que un día me dieron luz
Y tu risa fresca y lozana
Ya no vive en tu boca
Para mí

Elvis Leone


¿Qué hiciste con mi vida?¿Por qué? Devuélvemela
Mírame cómo estoy, todo por vos
No me hagas más daño
Te quiero pero no quiero verte
No me hagas más daño
Te quiero pero no quiero verte
Perdón
Te veo y no entiendo
Todo por un sueño
Besáme que sueño y voy cayendo
No entiendo
Pasa el tiempo y te sigo queriedo
¿Qué hiciste con mi vida?

Elvis Leone


¿Por qué?
¿Por qué busqué en la calle lo que en mi familia me faltaba?
¿Por qué me metí con un hombre sabiendo que tarde o temprano lo perdería?.
¿Será que estoy tan sola, que necesitaba el cariño de alguien que me dijera que me quería?
¿Por qué hice tantas cosas que no debía?
Si tan sólo era un momento de locura y descarga de dolor.
Por dentro yo sentía, me estaba arruinando la vida .
Gracias a Dios hoy comprendí.
Tengo dos personas por quien luchar
mi hija y mi mamá
Aunque tenga que pelear con todo el mundo y agachar la cabeza.
Una y mil veces lo voy hacer
sólo por ellas
las AMO y no voy a dejar de amarlas jamás.

Jesica S. Baez


Tengo a veces deseos de ser
nuevamente un chiquillo
Y en la hora que estoy afligido
Volverte a oír
Pedirte que me abraces
y que me lleves a casa
A pesar de la distancia y el tiempo
No puedo olvidar tantas cosas
que de ti necesito escuchar
Cuántas veces me siento perdido
en la noche
con problemas y angustias
que son de la gente mayor
Con tu mano apretando mi hombro
Seguro dirías:
ya verás que mañana
las cosas te salen mejor.

Fragmento de Lady Laura, de Roberto Carlos, texto seleccionado por Elvis Leone


Para vos que ya no estás
Si pudiera yo alcanzar
Ese cielo sin tocar
No recorrería al camino
Ni mandaría postal
Si pudiera hablar con vos
Que ya no estás
Diría tantas cosas
Y no terminaría jamás
Te diría que vuelvas con nosotros
Que sigas siendo mi segunda mano
Por que hoy Fofón se cumplen
2 años que no estás
entre nosotros
en esta vida

Jesica S. Baez

El día que cortamos el puente

Dos inocentes detenidos:
¡UNA CON FINAL FELIZ!


Quisimos dar a conocer esta versión, diferente a la difundida por los medios de prensa, acerca de los hechos ocurridos el 30 de setiembre en el barrio.

Por Andrea Romero

A las 15.30 hs del viernes 30 de septiembre una balacera sobresaltó a los vecinos de la Isla Maciel. Los tiros se escuchaban desde el puente Nicolás Avellaneda -que separa Capital de provincia- y sonaban más cercanos y potentes. Los niños que jugaban en la calle corrieron a protegerse.
Un Renault Clio gris al que perseguía la Policía Federal ingresó a gran velocidad por Montaña- calle principal de la isla- y chocó contra una vereda. Los ocupantes buscaron ocultarse en los pasillos del barrio.
La persecución se había iniciado en el barrio de La Boca a raíz de un asalto en el que intervinieron móviles de las comisarías 24 y 26 de la Policía Federal.
Una vecina que declaró en la causa y que prefiere mantener su identidad en el anonimato contó: “ Al escuchar los tiros vi desde la ventana de mi casa a uno de los que escapaban de la policía dejar el auto y meterse en los pasillos; como la policía seguía disparando, puse a salvo a mis hijos y salí a la calle. Vi cuando detenían a Sebastián Villalobo de 18 años, que caminaba por ahí. Todos los de la isla saben que ese chico es empleado de Exolgan.- aclaró la testigo- Recién ahí dejaron de disparar. Cuando detuvieron al chico, alcancé a ver cómo uno de los policías sacaba un arma de la cintura y la acomodaba al costado del pibe que estaba boca abajo en el piso”.
Villalobo fue trasladado a la comisaría 3ª de Avellaneda en compañía de su madre y un miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Isla Maciel. Mientras tanto, la Policía Federal siguió su cacería por el barrio.
David Castañeda, empleado de la municipalidad, fue golpeado y detenido en su casa mientras dormía la siesta. Según relató su esposa, la policía lo sacó de la cama, lo golpeó y encapuchó con una campera. Pensó que lo iban a matar: lo tenían tirado y con el revólver en la cabeza. Ella fue sacada por la fuerza, pero vio cuando le “plantaban” un bolso con armas.
Cuando la voz corrió por el barrio, los vecinos se movilizaron y cortaron el puente Nicolás Avellaneda para pedir la liberación de Villalobo y Castañeda. Más de un centenar de vecinos participaron del corte. Amenazaron con tomar la comisaría si los acusados no era liberados pronto. El 1 de octubre las personas detenidas recuperaron su libertad.

Vecinos: vino para quedarse

Rubén Monzón lleva veinte años en la Maciel. Vive en el fondo, con sus hijos.

Por Daiana Monzón

- ¿ Hace cuánto conoce la isla?
- Desde el año 75.
- ¿ Por qué vino a vivir acá ?
- Porque yo tenía a mi hermana acá y como trabajaba en el puerto me quedaba más cerca.
- ¿Sigue trabajando el en el puerto?
- No, ahora no.
- ¿Por qué?
- Porque se privatizó todo.
- ¿Y ahora dónde trabaja?
- En el plan Jefes y Jefas.
- ¿ Le gusta vivir en la isla?
- Sí, me encanta. Me siento cómodo y aparte estoy cerca de mis familiares.

Un pibe de la isla

Por Sonia Méndez

- ¿Cuándo fue tu primer faso?
- A los 16 años.
- ¿Por qué?
- Quería probar.
- ¿Qué sentiste?
- A lo primero empecé a vomitar y estaba re loco pero me rescataba.
- ¿Tu mamá se dio cuenta?
- No.
- ¿No le contaste a nadie?
- No, no me gusta contar lo que hago.
- ¿Lo hiciste por una mujer?
- No.
- ¿Cuánto faso probaste desde los 16 hasta ahora que tenés 17?
- Mínimo cinco veces.
- ¿Cuándo?
- Cuando no había para escabiar y pintaba algo...
- ¿Estuviste re loco con una chica?
- No, no me gusta aprovecharme. Además no me gusta ver a las chicas de 14 o 15 años fumando y arruinándose. Prefiero fumar con un amigo.
- ¿Tenés novia?
- No. La chica que yo quiero está con otro.
- ¿Por qué cortaron?
- Por jugar de mano.
- ¿Es feo?
- Sí, pero me di cuenta tarde.
- ¿La querés?
- Sí, salimos un mes y 17 días. La amo.

Miguel contado por un amigo

Por Alejandra Laris y Juanita Monzón

Jorge Jaunarena, uno de los fundadores de la Asociación Miguel Bru, nos dio su este testimonio acerca de su mejor amigo.

¿Desde cuándo conocías a Miguel?
Desde que llegué de Neuquén a estudiar a La Plata en el año ´89. Yo era una persona bastante tímida y él todo lo contrario. Fue el primer amigo que me hice en la facultad.

¿Cómo era tu relación con él? ¿Qué cosas hacían?
Andábamos todo el día juntos. Nos gustaba la misma música, jugábamos en el equipo de fútbol de la facu, salíamos bastante de noche, no tanto a bares, a fiestas o reuniones que se hacían en casas de estudiantes. Tenía un gran sentido del humor, era muy solidario, inspiraba ternura. Uno lo adoptaba. Venía de visita a mi casa y se instalaba semanas. A veces íbamos a comer a lo de Rosa, con toda la banda, un montón de muertos de hambre. Rosa sacaba harina y amasaba tallarines -riquísimos le salían- para todos. Otro preparaba la salsa de tomate, otro hacía los mandados, otro ponía la mesa, otro lavaba. Los Bru eran siete, nosotros éramos como cinco más y siempre había un linyera -Bachi- que pasaba a comer. Lo que no compartíamos era el club, él fana de Boca y yo de River.

¿Y qué decía de eso?
El me decía "vos tenés onda de hincha de boca lo que pasa que no te das cuenta". Antes de ir a la cancha de Boca (iba todos los domingos), pasaba a pedirme uno o dos pesos para la entrada y yo le decía "viste loco qué onda que tenemos los de River, no?". Pero lo peor que le podías hacer era no dejar a sus perros (llenos de pulgas) entrar a tu casa. Se ponía insoportable con el "dale, dale mírales la carita, dejálos que estén con nosotros". No descansaba hasta que te convencía. Era un tipo muy solidario y la gente le tomaba mucho cariño. Siempre te daba una mano para limpiar la casa después de una fiesta.

¿Tenía novia o algún garrón por ahi?
Le iba bastante bien con las mujeres. No les daba mucha bola. Esa era su arma de seducción. Además era lindo tipo.

¿Te lo imaginás a Miguel en la Isla Maciel?
Por supuesto, siempre me lo imagino en la isla, se llevaría muy bien con grandes y pibes. Le hubiera encantado la Isla y su gente. Seguro que hubiera estado dando una mano y haciendo reír. Era muy comprometido, ¿Qué haría? Daría todo lo suyo para la gente, como hacía siempre.

Entrevista a Rosa Bru


Por Carolina Insfrán, Daiana Monzón, Sonia Méndez y Belén Cardozo.

En agosto del 2005 se cumplieron 12 años de la desaparición de Miguel Bru. El cuerpo sigue sin aparecer. Rosita, su mamá, viene todas las semanas a la isla. Un sábado nos sentamos a charlar para que nos cuente cómo era su hijo. Y esa semana fuimos a la Facultad de Periodismo de La Plata y colgamos nuestro periódico mural con éste y otros textos

¿Cómo describirías a Miguel Bru?
Miguel tenía un caracter chinchudo, sincero y muy comunicativo. Te contaba lo que le gustaba y lo que no también. Tenía muchos amigos.

¿Qué edad tenía cuando desapareció?
23 años.

¿Cómo se llevaba Miguel con su familia?
Él era muy familiero, siempre me visitaba. Era muy comunicativo y sincero.

¿Tenía algún problema con los vecinos del barrio?
No, cuando vivía en mi casa, nunca tuvo ningún tipo de problema. Cuando quiso vivir solo en el otro barrio tenía una banda de rock que hacía mucho ruido y los vecinos se quejaban.

Vos qué decís, ¿existían motivos para meterlo en una comisaría?
No, no tenían motivos, pero como le allanaron la casa en dos oportunidades con órdenes ilegales, entonces él mismo denunció a los policías. Y ellos lo tomaron mal.

¿Qué fue lo primero que hiciste cuando te enteraste de lo sucedido?
Lo primero que hice fue pedir ayuda a la policía

¿ Cómo lograste reunir a tanta gente?
Todo esto nace de los amigos de Miguel, ellos fueron los primeros que sospecharon de los policías. A partir de ahí se fueron juntando más personas. Estudiaban periodismo y sabían como hacer bien las cosas.

¿Tenés miedo de que pueda llegar a pasarte algo?
No, no tengo miedo. Si algún día tuve miedo fue por mis otros hijos.

¿Qué fue lo último que hablaste con él?
Lo último que hablamos fue una discusión porque teníamos una perra y yo no quería que tuviera cría. Él amaba a los animales, era muy sensible.

¿Qué te sostiene para seguir con esta búsqueda?
La necesidad de encontrarlo, que tenga un lugar; de encontrar su cuerpo y pueda descanzar en paz.

¿Qué hace la Asociación Miguel Bru en el barrio?


Por Jesica Baez

La Asociación Miguel Bru es un grupo de amigos, familiares y compañeros de Miguel, un estudiante de periodismo. Todo comenzó cuando la comisaría 9° de La Plata secuestró, torturó y golpeó a Miguel Bru hasta matarlo, y luego hizo desaparecer el cuerpo. “Nuestra lucha fue pedir justicia -dice Laura Sottile, miembro de la Asociación -. Organizándonos logramos destituir a través de un juicio político al juez de la causa, Amílcar Vara. Después vino juzgar y condenar a los policías asesinos. Luego empezó una etapa nueva, comenzamos asesorar y acompañar a familiares de víctimas de la violencia policial”. En el 2002 Rosa Bru- la madre de Miguel, amigos, familiares y compañeros formalizaron la Asociación Miguel Bru, a la que se sumó un equipo de abogados. “Al principio nos juntamos porque la mayoría eran compañeros de Miguel en la Facultad de Periodismo de La Plata. También había otros como yo -dice Laura- que no fuimos amigos pero igual nos sumamos. Otros se fueron incorporando en el trabajo concreto de la asociación, como los talleristas”.

Llegaron a la Isla Maciel por el caso de dos chicos: el Melli Maidana y Tony Cardozo. Ellos también fueron fusilados, pero por la policía de la comisaría 3° de Dock Sud. Los de la Miguel Bru comenzaron acompañar a sus mamás y a patrocinar jurídicamente esas causas. Esas madres fueron trayendo a otras con historias parecidas, así comenzó el trabajo en la isla. Conocieron un primer grupo de chicos y jóvenes de la Maciel. A su vez ellos comenzaron a acercar a amigos, novios o algún familiar.

Hoy trabajan en la isla en diferentes frentes. Por un lado con menores que estaban presos en comisarías o en institutos. Y por otro, planearon con nosotros las actividades. Al principio nos preguntaron qué cosas nos gustaría aprender, generar todos juntos. Y empezamos con los talleres: peluquería, periodismo, fotografía, computación y género. Este año se sumaron los de electricidad, derechos humanos, salud, prevención de conducta de riesgo, y sexualidad. Está por empezar el de panadería. A todos los da un grupo de personas especializadas, son voluntarios. Sin todos ellos nunca se podría haber concretado este sueño.

Sensaciones

Una tarde salimos a recorrer las calles del barrio y a atrapar colores, sabores, olores. Capturamos sensaciones, encantos y desencantos, que resumimos en algunas frases. ¡Aguante la isla!
Por todos

# El portón del fondo está despintado, sucio y con olor a porro # la Pinzon, sabor a pizza y guiso # da alegría caminar a la tarde por las calles de la isla #
llegar del colegio y ver a mis sobrinos # el apestoso aroma del Riachuelo podrido # la calle Alberdi con sus casitas todas iguales # las cumbias del Talacasto # el galpón húmedo y lleno de ruido # gente que entra y sale # levantarse y tomar mate con mi mamá # me daría alegría despertarme y encontrarme con mi hermano muerto # la vía y la Montaña # la cancha de San Telmo, la pasión de mi vida. #

PERIODICO MURAL EDICION 2005